jueves, 19 de marzo de 2009

Primeras impresioenes


Muy buenas a todos.
Todavía no tengo Internet en casa, así que disculpad la ausencia de noticias. A los que os llegue este correo, sabed que estoy bien y que todo sigue el rumbo previsto (si es que aquí hay algo que pueda ser mínimamente previsto) y dadle un poco de difusión, que siempre se me olvidará alguien, más cuando tengo que mandarlo desde el curro (aunque con la tranquilidad de escribirlo desde casa).
Ya hace más de una semana desde que llegué a India. Me gustaría romper el tópico que se puede encontrar en cualquier libro de viajes respecto a las primeras impresiones que la India produce en el visitante. Me gustaría, pero no puedo. Es gris, sucia, ruidosa, maloliente, caótica, congestionada y cuantas otras cosas se os pasen por la cabeza.
Me han tenido que convencer de que estamos en invierno. Cuesta creerlo a 30 grados a la sombra y con una humedad insoportable. Cuando salgo de la ducha nunca tengo muy claro si no me he secado bien o si es que ya he empezado a sudar. Vivo en un barrio católico, abiertamente católico y orgulloso de su catolicidad. Se llama Bandra. No es difícil ver un Cristo por cualquier rincón. Este sábado me acerqué al templo (Iglesia de Saint Andrew). Me impresionó ver la cantidad de fieles que había. No sé muy bien por qué, pero me acordé de nuestra parroquia de San Pablo. Ciertamente Europa se ha convertido en tierra de misión.
Mi lugar de trabajo está en un barrio llamado Worli, a unos 30 minutos de casa en taxi con un poco de suerte, es decir, sin mucho tráfico. Se supone que Bandra y Worli son dos barrios medianamente aceptables. Sin embargo India te abofetea allá por donde vayas. No podría decir cuánta gente he visto en esta semana durmiendo en la calle, descalzos, lisiados, mutilados, ciegos, niños de no más de 4 años con recién nacidos en brazos mendigando permanentemente sin apenas ropas con la que taparse, …
Este fin de semana tomé el tren indio por primera vez. Fui en primera clase, que realmente sólo se distingue de segunda en una cosa. En primera el número de pasajeros te permite respirar. Mientras que contemplábamos las chabolas de la gente desde el tren, un niño que no me llegaría a la cintura limpiaba el suelo del vagón con su propia camisa por las rupias que alguien quisiera darle. Iba descalzo, por supuesto, y con pinta de no haberse duchado en mucho tiempo. A la vuelta, esta vez en taxi, un niño descamisado que lucía una quemadura desde la cintura hasta el cuello picaba a nuestra ventana para mendigar unas rupias. Una vez se fue éste, vino otro al que le faltaba una mano. No hay día que salgas a la calle y no te encuentres alguna lamentable imagen como las anteriores. Pese a ello, la sensación de seguridad es total.
El indio siempre intenta engañarte en el precio, pero es contrario a la violencia o el robo. Este mismo viernes la becaria de Galicia perdió su cartera. El conductor del ricksaw (buscad por Internet lo que es) estuvo buscándola por todo el barrio hasta encontrarla para devolvérsela. No faltaba ni una rupia.
En otro orden de cosas, si no hubiese tenido que trabajar el lunes, habría salido en el video-clip de Kylie Minogue. Estaban buscando occidentales y ahí estábamos nosotros. Sólo pudo ir el becario vasco. A ver si al final aparece por ahí. De todas maneras, quedó en avisarnos para próximos eventos. Así mismo, parece ser que esta semana viene aquí la gente de callejeros (rebautizado con el nombre de viajeros, según me han informado) y nos van a entrevistar. Andan buscando españoles en Mumbai y la becaria de Madrid que se dedica al mundo de la comunicación, tiene algún contacto en la televisión. Por si acaso es verdad, no dejéis de verlo, aunque no sé cuándo lo van a echar por la tele.
Intento convivir con la ciudad, pero no es del todo sencillo. Acostumbrarse a esta permanente suciedad, cucarachas en la comida (como así nos pasó en un restaurante “bueno”), sudor, ruido, pobreza extrema y demás vicisitudes llevará más de una semana. También intentamos poner Internet y hacernos con un teléfono móvil desde hace una semana pero no hay manera. Además nuestro casero no nos ayuda demasiado con el tema de Internet. El concepto de casero indio dista mucho del español. Este hombre entra por aquí como Pedro por su casa. Raro es el día que no nos regala su presencia con cualquier excusa. Se dice que en India quien tiene paciencia la pierde y quien no la tiene la gana.
No cuento más que ya es bastante. Más noticias en el próximo correo.
Agradeceré los vuestros aunque no tenga muy claro que pueda responderlos. Por lo menos de momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario